lunes, 22 de abril de 2013

Retrato de mi padre con tijeras

Llueve en Contec, 
mi padre está en la tienda
y las tijeras en su mano 
se abren como dos cuchillas.

Las tijeras al cerrarse 
rasgan la manta, 
tela de pobre,
como si la vida 
se vendiera por centímetros.

El metro sobre el mostrador
 ignora lo que mide,
¿o su madera mide en secreto 
la tristeza de mi padre?

Porque tendero y cliente 
parecen cortados 
por la misma tijera,
la de la tristeza 
sin razón ni límite.

Llueve en Contepec, 
la tarde empedrada 
viene por la calle
hacia la casa donde mi madre
 cuece los duraznos.

Es una tarde verde 
que anda por los cerros
y abre la puerta del zaguán,
 puerta de toda maravilla.

Homero Ardijis
Pintura:Albert Anker, village tailor

2 comentarios:

ana maría parente dijo...

Las tiendas de los pueblos chicos :tenían de todo para la costura ,el tendero se ocupaba hasta de sugerir colores y gustos .A veces hasta trían las telas especiales para cada una de sus clientes.
En cierta forma era un personaje del pueblo ,motivo de charlas de buenos recuerdos y también de severas críticas.
Las recuerdo con el gusto y la tristeza de lo que fuera algo tan nuestro y que ya no está.

Beatrice dijo...

Síiii yo también los recuerdo con esos mesones de maderas nobles, enormes y esas piezas de telas multicolores, los metros, las grandes tijeras....
¡Qué nostalgia!

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