miércoles, 24 de agosto de 2011

Carta de lluvia

Si atraviesas las estaciones
conservando en tus manos hechas cántaro
la lluvia de la infancia que debíamos compartir,
nos reuniremos en el lugar
en donde los sueños corren jubilosos
como ovejas liberadas del corral
y en donde brillará sobre nosotros
la estrella que nos fuera prometida.
Pero ahora te envío esta carta de lluvia

que te lleva un jinete de lluvia
por caminos acostumbrados a la lluvia.
Ruega por mí, reloj,

en estas horas monótonas como ronroneos de gato.
He vuelto a la casa que conserva las cenizas
que hacen renacer a los fantasmas que odio.
Alguna vez salí al patio a decirles a los conejos
que el amor habia muerto.
Aquí no debo recordar a nadie,
aquí debo olvidar la colina de los aromos
porque la mano que cortó aromos
ahora cava una fosa.
El pasto ha crecido demasiado
como para arrancarlo.

En el techo de la casa vecina
se pudre una pelota de trapo
dejada allí por un niño muerto.
Entre las tablas del cerco me miran rostros
que creía olvidados,
y mi amigo espera en vano que en el río
centellee su buena estrella.
Tú, como en mis sueños,
vienes atravesando las estaciones

con la lluvia de la infancia
en tus manos hechas cántaro
En el invierno nos reunirá el fuego
que encenderemos juntos.
Nuestros cuerpos harán las noches tibias
como el aliento de los bueyes,
y al despertar veré que el pan sobre la mesa
tiene un resplandor más grande
que el de los planetas enemigos

cuando lo partan tus manos de adolescente.
Pero ahora te envío una carta de lluvia

que te lleva un jinete de lluvia
por caminos acostumbrados a la lluvia.


Teillier
Pintura:Sergei Kondrashov

4 comentarios:

Clarissa Rodriguez dijo...

Querida Beatriz, cuantos recuerdos "estrellados" en los versos de una poeta.

--Y el rey dijo:
"Que te has hecho?
te he buscado y no te hallé,
y que tienes en el pecho,
que encendido se te ve?"

La princesa no mentia.
Y asi, dijo la verdad:
"Fui a cortar la estrella mia
a la azul inmensidad."
...
Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.

La princesita esta bella,
pues ya tiene el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.--

Un gran abrazo, querida amiga!

Beatrice dijo...

Uy Clarissa, ese poema a Margarita me lo recitaba mi papá en exclusiva y enterito para mí.
Se lo sabía de memoria y yo también me lo aprendí.
Mi mente de niña se imaginaba "los 400 elefantes a la orilla de la mar"

Gracias

Clarissa Rodriguez dijo...

Es un gran alivio saber que hay muchas estrellas!. Te cuento que yo me veía con una estrella en el pecho.

Teillier nos aclara que hay una estrella "que nos fuera prometida", aunque estos día sólo tengamos "cartas de lluvia"...

ana maría parente dijo...

Amor e infancia ......Que bello es saber que desde niña se nos observó con ternura y añoranza.
Mi padre ,que se casó con mi madre teniendo ambos màs de treinta años ,recordaba con lujo de detalle el día que mi madre pequeñita se enojò por algo que le dijo su maestra y comenzò a dar golpes con uno de sus piés en el piso.
Recordaba como estaba vestida y los movimientos de su pollerita moviéndose al compás de su enojo.

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