domingo, 24 de agosto de 2008

Domingo

Domingo, flor de luz,
casi increíble día.
Bajas sobre la tierra
como un ángel inútil y dorado.
Besas a las muchachas de turbia cabellera,
vistes de azul marino a los hombres que te aman,
y dejas en las manos del niño
un aro de madera o una simple esperanza.
Repartes golondrinas, globos de primavera,
te subes a las torres y giras las veletas oxidadas.
Tu viento agita faldas de colores,
estremece banderas, lleva lejos canciones y sonrisas,
llena las estancias de polvo plateado.
Angel González
Pintura: Early sunday morning, Edward Hopper, 1930

3 comentarios:

Marcelo dijo...

Vine. Vi. Leí. Adoré.

caminante dijo...

"...y deja en las manos de los niños,
un aro de madera o una simple esperanza"...
me gustaria decirle algo al domingo.
bueno, mejor me aprendo este poema...

Anónimo dijo...

El domingo pasado leí esto, y casi lloro. No podía pararme a escribirte en ese momento, y esta semana ha sido muy loca. No sabes de qué manera me llegó.
La imagen es perfecta.El escrito más, si cabe.

Belleza como tú.

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