jueves, 13 de septiembre de 2007

Yo tenía hambre y sed


contínuas de las cosas más bellas de la vida
mis manos eran aves cazadoras,
mi sangre un mar de olas furiosas,
mi alma una nave de henchidos velámenes.
Pero nunca dí un paso más allá de la orilla del agua.
Ahora sé que sólo fuí una estática tejedora de sueños.


Juana de Ibarbourou
Cuadro: Charles Amable Lenoir

2 comentarios:

Maria Ines dijo...

Y la vida, como la poetiza nos expresa de manera maravillosa es un tejer permanente de sueños...

Clarice Baricco dijo...

Estás logrando que me haga adicta de Juana de Ibarbourou.

Lindo poema.

Besos

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